domingo, 3 de mayo de 2015

I know

• Entrada: #O8O
• Playlist: What do you want from me - Adam Lambert

Mil y un veces juré que actualizaría esta porquería, y por fin me digné a cumplir mi palabra. Me da un poco de pena no escribir (y aunque no lo crean, todos los días pienso en esos Fanfics que dejé estancados, y toda esa gente que me leía y me dejaba comentarios agradables), y la verdad es que si lo hago, en todos lados, en clases, mi casa, en la micro (aunque me mareo y no es bonito) pero siento que todo lo que sale de mi cabeza y plasmo en papel es horrible.

Y siento que los únicos manuscritos que me agradan son los que saben a descargo emocional, quizás es porque me siento bien después de escribirlos. No creo que jamás vean la luz...


~  I know

Siempre se preguntó que perfume usaba. Jamás había podido encontrar alguno que pudiera al menos emular su esencia. No era dulce, tampoco era cítrico o tenía ese olor fuerte de la fragancia que llevaban su padre y su hermano. Era indescriptible, agradable. Era simplemente su aroma, y le encantaba. 

Y jamás se lo diría.

Ni aquello, ni muchas otras cosas. Como que el color acaramelado de sus ojos tenía un brillo sencillamente delicioso, o como sus manos parecían encajar perfectamente entre las de ella. Y siempre eran tan cálidas... Al igual que sus sonrisas, que nunca fallaban en derretirla como cuando sumerges chocolate en leche hirviendo. 
Tampoco le diría, jamás, que sus chistes no tenían ni una pizca de gracia, ni  mucho menos que su carrera como cantante (esa que amenazaba con iniciar cada vez que iban de karaoke, con o sin copas de más) nunca llegaría más allá de su ducha, porque eso lo destruiría, al menos los primeros cinco minutos, y luego se largaría a reír  y la contagiaría, le daría un golpecito cariñoso en el hombro y lo dejaría pasar. Porque a pesar de todo, sólo ver por medio segundo su semblante triste bastaba para hacerla trizas por dentro.

Lo conocía mejor que nadie. Y no eran los más cercanos, y no era porque él  le contara sobre su vida, ni mucho menos sobre sus gustos, no era así. Sin embargo, estaba segura de que nadie más en ese universo en constante expansión sabía como el pestañeaba cada vez que no entendía algo, ni cuantas veces se detenía a arreglar su cabello, ni como se relamía sus lindos labios cuando pensaba en su comida favorita o como jugaba con el lóbulo de su oreja cuando no sabía que decir, no tampoco nadie sabía de aquella forma tan especial que tenía de morder su lápiz cuando claramente no tenía ni la más mínima idea de como responder la pregunta de un examen (Y era mucho más interesante como evitaba hablar de ella cuando todos estaban comparando respuestas).

Y es así como nadie más que ella era capaz de darse cuenta como cada martes por la tarde, después de clases, caminando por el campus de la universidad, esos ojos en los que tanto anhelaba verse reflejada viajaban viajaban fugazmente de lado a lado, para finalmente posarse sobre una hermosa que volvía a casa siempre con una pila de cuadernos abrazados contra su pecho. Y lo veía morderse el labio cada vez, sonrojarse cada vez, suspirar cada vez. Suspirar como ella suspiraba con sólo oír su voz.

Él siempre le decía "a veces me sorprende lo mucho que me conoces". Y siempre, siempre, le dolía. Porque aquello sólo podía significar que su teoría era cierta, que aquella hipótesis que venía maquinando desde hace ya un año era verdadera, y no había como demostrar lo contrario. Lo sabía, lo supo siempre.

Ella sólo tenía ojos para el, pero el no tenía ojos para ella.



Fin.

Siento que no supe como terminar esta cuestión...Pero es lo que hay, really,  si vuelvo a re-leer no voy a actualizar jamás el blog. Y no revisé la ortografía, perdón

Atte, Sayuri

1 comentarios:

Tomas dijo...

La verdad es que siempre me pregunto en quien te inspiras para describir, está muy bueno :)